Amnesia traumática

¿Cómo se me pudo olvidar?

Cuando una persona recuerda por primera vez las escenas de violencia sexual que vivió en su niñez o adolescencia, sin saberlo, está experimentando una situación traumática. Tomar conciencia de traumas sexuales es traumático.

El cerebro no hace la diferencia entre una violación experimentada hace 5, 10, 15 o 35 años y una violación en tiempo presente.

Las memorias traumáticas quedan encapsuladas en el cerebro y, por diversos procesos hormonales, no entran en relación con las partes del cerebro que elaboran el lenguaje, asimilan las situaciones y organizan cronológicamente los episodios en la memoria autobiográfica.

Cuando una cápsula de memoria traumática se abre, las partes del cerebro que no estuvieron conectadas durante el trauma todavía no están conectadas al momento de recuperar la memoria. Por esto, la persona, en vez de comprender lo que está recordando, y en vez de saber que eso “ya pasó hace mucho tiempo”, se siente sumergida por experiencias emocionales y neurofisiológicas extremas que pueden ser: el estupor, una crisis de angustia, una desorientación temporal, una sensación de anestesia o “de muerte” con parálisis corporal, la sensación de la cabeza que explota, horror (una mezcla de terror y de asco), deseos de morir.

La confusión y la culpabilidad suelen agregarse a esta experiencia difícil. Muchas otras preguntas dolorosas pueden surgir: ¿Cómo se me pudo olvidar? ¿Por qué no me acordé antes? ¿Por qué no dije nada? ¿Cómo me pudo pasar eso? ¿Por qué nadie se dio cuenta? ¿Cómo él/ella puedo hacerme eso? Éstas y otras preguntas son un sufrimiento suplementario que se suma al de los malos recuerdos.

Las personas que recuperan sus memorias traumáticas pueden volver a comenzar otro período de amnesia traumática. Olvidar es una estrategia cerebral involuntaria que se activa para proteger los órganos vitales (el cerebro y el corazón), entre otras cosas, de una intoxicación provocada por el cortisol y la adrenalina, hormonas del stress activadas por los recuerdos terribles.

Las personas que recuperan la totalidad o parte de sus memorias traumáticas pueden también comenzar a vivir un período con síntomas de stress post traumático agudo caracterizado por: flashbacks, pesadillas, ausencias (quedar en blanco), gran cansancio, sobresaltos, hipervigilancia, pensamientos negativos, inestabilidad emocional, crisis de llanto o rabia, insomnio, pérdida del apetito, depresión, etc.

Sanarse de la amnesia traumática implica varios procesos:

  1. calmar los síntomas de stress post traumático con la ayuda de un·a psiquiatra especializada en psicotraumatología – victimología;
  2. elaborar y asimilar el o los traumas vividos gracias a una psicoterapia o un grupo de apoyo (agrupación de víctimas);
  3. unir las expresiones disociativas en una psicoterapia psicocorporal
  4. descubrir la fuerza interior gracias a la sublimación (creación artística)
  5. experimentar espacios de atención al cuerpo gracias a una práctica holística (meditación, yoga) o a una terapia corporal (sofrología)

Las personas que vivieron amnesia traumática pueden vivir diversos problemas sexuales: aversión sexual, dolores -anestesia o abandono corporal durante las relaciones sexuales, vaginismo, anorgasmia, ausencia de deseo sexual pese a una relación afectiva positiva y a la decisión de vivir una sexualidad en pareja, imaginaciones y fantasmas violentos, hipersexualidad, adicción sexual (masturbación compulsiva, etc.)…

Para solucionar los problemas sexuales, una sexoterapia es necesaria. Esta ayuda no reemplaza el seguimiento médico de un·a psiquiatra y con un·a psicóloga.

La salud sexual es parte integrante de la salud global.

Explicar cómo algunos síntomas postraumáticos, entre otros la amnesia traumática o su término, gatillan problemas sexuales y proponer soluciones prácticas a corto plazo es mi trabajo.

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